22.11.07

EL DÍA QUE LA MEMORIA LE GANÓ AL HORROR


El horror y sus instrumentistas se sienten acorralados, por fin acorralados. La memoria y la justicia les están ganando la partida. Los juicios a represores y cómplices de la dictadura de los ’70 comienzan a sucederse uno a uno; la sociedad les dio la espalda desde hace ya mucho tiempo; su poder e impunidad ha cejado; los centros clandestinos de detención, tortura y asesinato se convierten en Museos de la Memoria. Primero fue La Perla, allá en Córdoba; el martes 20 le tocó el turno a uno de los mayores campos de concentración del país, ese por el que pasaron más de 5 mil personas: la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Inimaginable hace tan sólo cuatro años atrás.
La ESMA ha sido recuperada. Está en manos de quienes tiene que estar”. La voz que lo aseguraba pertenece a Lupín, Pingüino, simplemente Néstor. Unas 5 mil personas lo escuchaban, bajo un sol radiante que daba la impresión de querer quemar el cuerpo. Lo hacían es ese monumental e histórico acto que creó el ente interjurisdiccional que administrará el “Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos”. Todo un símbolo; como aquel 24 de marzo de 2004. Los organismos de derechos humanos, el gobierno nacional y el de la ciudad de Buenos Aires serán los encargados de administrar el predio que recordará el terror de la última dictadura militar.
En el espacio que otrora fuera un centro de tortura y asesinato funcionarán, entre otras cosas, un instituto de educación en materia de derechos humanos de las Madres de Plaza de Mayo y la Casa de la Identidad, de las Abuelas. Por su parte, el Instituto Espacio para la Memoria –ente autónomo creado por la Ciudad de Buenos Aires y compuesto por organismos de derechos humanos– definirá el uso de varios edificios. El Casino de Oficiales, donde estuvieron cautivos los desaparecidos, quedará intacto y señalizado para los visitantes al sitio.


Por fin se movió la Justicia, por fin la Cámara de Casación dio un paso trascendente para el juicio sobre las torturas, desapariciones, todo lo que se hizo acá en esta casa”, manifestó el presidente con inocultables muestras de alegría. Clara alusión al fallo que destrabó el proceso judicial en la megacausa ESMA, luego de que hace tan sólo unos meses atrás criticara duramente a ese tribunal por demorar causas por crímenes de lesa humanidad. Criticas que le valieron más de un ataque de la derecha liberal non sancta por “no respetar la independencia de poderes”. Minutos más tarde, la presidenta electa Cristina Fernández, concluyó, en un discurso al borde del quiebre emocional: “esperamos que también haya muchos más pasos trascendentales en todos los ámbitos de la Justicia, para equilibrar definitivamente al país”.
A ambos lados del escenario se montaron largos palcos donde se alojaron, a la derecha la segunda línea del Kirchnerismo y a izquierda Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Frente al escenario, ubicado en el patio central de la ESMA, se observaba una multitud de militantes político-sociales que respondían al MUP, Libres del Sur, la Federación de Tierra y Vivienda, el Movimiento Evita y el Frente Transversal del diputado Edgardo Depetri.
El entusiasmo y la alegría por el acontecimiento histórico se haceron sentir en el canto de los manifestantes y en el repiqueteo de los bombos. “Cuando los escucho cantar a ustedes me acuerdo cuando, con la misma fuerza y las mismas ganas, cantábamos con compañeros y compañeras hace tres décadas por un país mejor”, rememoró Kirchner. Recordó a sus “hermanos” que fueron “héroes anónimos”, que lucharon por “los principios y conceptos”, y fueron “torturados, golpeados y sometidos a vejámenes inverosímiles”. “Ellos estarán pensando volvimos, estamos, todavía podemos ganar”, dijo. Y agregó, mirando a las Madres y a las Abuelas, “cumplimos con la palabra empeñada”. Y vaya si lo hicieron; y lo están haciendo.

Cristina, claramente emocionada, durante su alocución recordó lo "conmovedor" que fue para ella recorrer junto a su hijo, por la tarde de aquel 24 de marzo de 2004, el edificio de lo que fue el Casino de Oficiales donde funcionó el centro de detención. Asimismo, realizó toda una declaración de principios: “quiero reafirmar el compromiso de un proyecto político con la memoria, la verdad y la Justicia".
No tengo que tomar ninguna bandera, porque siempre la he tenido en mis manos, como usted, desde siempre”, le respondió Cristina a Néstor, luego de que éste le cediera la palabra a la presidenta electa, “que es la que tiene que seguir la lucha y tomar la bandera”. Antes de comenzar el acto, el presidente había pedido: “bajen las banderas un ratito. Bueno, no, enróllenlas... bajarlas nunca”.

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